lunes, 10 de marzo de 2014

MANIFIESTO DEL OCIO (ANTOLOGÍA, III)

EL HOMBRE ES EN SÍ UN RÍO

El hombre es en sí un río.
Ríos son sus manos para el beso y el abrazo.
Ríos son sus ojos para abarcar el mundo.
Río es su lengua para dudar en lo rotundo.
Río, su corazón, si se eleva sobre los astros.
Río, sus palabras, si encienden relámpagos.
Y río, su voz, si fosforece en lo profundo.

Río cuando brama y ama y se duplica en hijos.
Río cuando sujeta a las lluvias con sus manos.
Río cuando trabaja y se eleva como pájaro.
Río cuando resta y suma en los calendarios.
Río cuando llora y mata y lo abruma su reclamo.

Es un río el hombre y en nada se diferencia
del otro río en donde se reflejan ciervos y prados.
Río, cuando sueña y se ve cúspide, caballo alado.
Río, cuando se sueña Dios y se sabe humano.
Río, si despierta amado, criminal y amigo.
Río, si preña montañas y bebe abismos.

El hombre es en sí un río.
Siempre río, con islas, bosque y precipicios.
Hasta llegar al mar y, entonces, ser él mismo,
su propio océano, un universo de ríos.

Y, a veces, es sólo un río, simple y sencillo.
Pero, así río, aunque pequeño y humilde,

mueve montañas, abre mundos, caminos.

 




A MI MUERTE

 A mi muerte, tan sólo rogaría
un jardín sencillo para mi tumba.
Y ninguna plegaria. O, apenas,
una oración salvaje Ninja.

A modo de atril una roca áspera y grande.
Cactus espinosos sobre los cuales
los poetas claves o las vacas sagradas vengan
y depositen sus caderas, almorranas y genitales
y reciten sobre los espinos
sus mugidos inéditos y los no antologables.

Y árboles y yedras quiero
que merodeen este paisaje, a mi muerte.
Y oigan de los poetas sus experimentos químicos
indigestos pero bellos e inimaginables.

Un jardín donde los pájaros reinen.
Y donde la roca dura deje oír sus mugidos
de vaca dócil y la música salvaje e interior de su río.

Y donde los violines del viento reciten
lo que los árboles filosofales les dicten.

Y que esa roca muda, mi semejante, por filosa y deforme,
me represente, sin sabotajes.

A mi muerte
tal vez medio minuto truene el silencio
y que los pájaros también parlen y antologuen
sus poemas sobre los espinos de los cactus.

Un jardín de rocas, sábilas y árboles en recitales,
a donde los poetas vengan a amarse
y se abracen hasta el embarazo;
y que en son de paz,
–siempre canallas y amorosos en odios amables–
sellen la hermandad de los desiguales en lo inimitable.

Pero en donde nunca, jamás, se lean mis poemas.

Decir nada sería mi mejor homenaje.

Odio las conferencias como a las plegarias.

A la oración del párroco prefiero la del faramalla.

En todo caso que hable el más canalla o el Papa
desde el Vaticano;
o el poeta menos elíptico, obrero y menos teorizante.
Prefiero la voz de un puerco espín salvaje
a oír a un catedrático ilustre, liliputiense e inefable.

No quiero rezos, dije. A mi muerte
nadie hable de Dios.
Sería un acto bochornoso.
Les juro, o levanto mis huesos y los corro a palos.
Dios, de tan ocioso, si he muerto, ni lo sabe.

Y, por favor, por mí dejen que la roca muda hable
desde su lava, su río y sus genitales.

Y que a mis poemas tan sólo los reciten los pájaros.
O el aire.


TAMBIÉN TÚ ESTARÁS MUERTO

También tú estarás muerto
y otro por ti asumirá la audacia y los pasos
que no hiciste.

Otro escalará la montaña que temías,
otro nadará por ti y sobrevolará la peligrosa ola
que tú no pudiste.

También tú estarás muerto
pero otro viajará por ti a remotos continentes
y ascenderá al avión, el ascensor
y tomará el té que tú hubieses pedido,
y leerá tu mismo asombro en un nuevo libro
y tu misma tristeza en un periódico
al pie del Rin o del Tibet.

No faltará otro que tenga tu corazón
y a quien consuma tanta lástima de sí,
y lo conmueva acaso el mismo temor
y le estremezca cruzar el puente, un río,
la dádiva al vacío
o el contemplar un templo al crepúsculo
ardiendo bajo un arco iris.

También tú estarás muerto.
Y será talvez el mismo mundo, la luz, o no será;
pero serán vistos por tus mismos ojos
aquello que fue y lo que no supiste.

No habrá escapatoria
pues otro acaso por ti también suplique
el mismo amor y el mismo sueño
y obtenga, por fin, lo que no pudiste.

También tú estarás muerto.
Y sabrás que cada día es un renacimiento.



ANTE EL ESPEJO

Ante el espejo
soy muchos hombres menos yo mismo.
Qué difícil es ser uno para ser nadie.
Qué difícil ser todos para ser nada.

Ante mi máscara está el mar o la montaña.
Y veo rocas y acantilados, águilas y árboles.
Menos a mí que soy río que observa el orbe.
Menos a mí que soy halcón y hombre.

Cae el rayo y raja el cuero de la noche.
Y mis nervios son piano sordo y mudo.
Qué difícil es ser nadie para ser muchos.
Qué difícil, nadar para ahogarse de mundo.

La noche es un espejo que responde al orbe.
Menos a mí que soy espejo que espía todo.
Menos a mí, rayo convertido en hombre.



LA FULGURACIÓN QUE BROTA

La fulguración y la estela
que brotan
del rayo
cuando uno escribe.

Di entonces tu palabra, poeta.
Azota tu sombra y luzca tu estrella.

Se tú, tu destello.
Y se tú, la palabra que deslumbra
y ciega.

Se tú, tu templo, tu cosmos y tu propia hoguera.

Busca tu deslumbramiento.
Y crea con luz distinta y pura nuevos mandamientos.

Eres tú, tu otro yo, mundo y ser innúmero.

Caballo sin bridas, azótalo en ti, con tu luz y tu lluvia.
Luzca tu centella, y se enciendan los nuevos verbos
con tu saliva.

Que tus palabras te destierren a otra vía.

Cuando uno deja de ser uno.
Uno es el rayo con que uno piensa.
El mismo rayo que en uno se encierra.

Esa otra luz, aquélla, que tus ojos precisan.

Que tus palabras en ti exploten como dinamitas.

Nueva dimensión a la que cabalgando llegas.

Visiones nunca sentidas, filosofías y fórmulas
que emergen en invictas fosforescencias.

Nuevos planetas esculpidos en los tatuajes de tu lengua.

Y broten los fantasmas en tu verso único
como demonio tocando un piano de lluvia.

Y dance en furioso estruendo tu honda nada.
Y hágase, en ti, el asombro y el vacío sobre el vértigo.

Di entonces tu palabra, poeta. Quema, da látigo
a tus duendes y que se incendie tu escombro.
¿Si no qué es el lagarto emplumado por el rayo?

La palabra cuando es buena, todo lo rebela.

La palabra no es la palabra si no se tiempla
en lujuria y ejercicio de batalla.

Si no surge como saeta de música.
Si no vaga como aerolito sembrando sentencias.

Di entonces lo que tengas que decir, elucubra.
Desata tu mono primitivo.

Conviértete en instinto de centella en ti mismo.
Sé tú tu demonio.

Asombra a tu fantasma y a tu tótem recóndito.
Recuerda que un día como hoy
ya habrás muerto.

Sé tú, tu dios, tu consagrada Biblia.
Eres tú el potro que cabalgas.

Y hoy trotas a tu propio dios, en ti mismo.
Recuerda que un día como hoy
habrás renacido.

Dentro de ti se dan todos los prodigios y estaciones.
Eres Orión, la palabra de la Vía Láctea acerada.
Florece el verbo y el universo en ti se consagra
como si de ti dependiese Dios y el olvido.

Y sé tú tu música, tu sierpe y tu ángel altivo.
Aprende tú a respirar en tu propio ritmo.
No tienes cuerpo ni huesos ni sangre.
Lo divino de tu verbo es respiración de espíritu.
Transforma, sea tu sino alquimia de los sentidos.

Aprende a reciclar la humana escoria de tu cuerpo.
Rebélate y átate a la luz de tus nervios.

Sé tú en tu propio fuego.
Eres tú, tu relámpago lanzado al aguacero ciego.
Escribe con ello, de lo inasible, para ver más lejos.

Sé tú tu trombón y el violín y el herido pararrayo.
Sé tú tu caballo emplumado, al vuelo.

Sé tú el otro, los muchos rostros de tu mano.
Cantan en tu corazón ríos de universos.
Habitan en ti normalmente a diario.


ACADEMIA DEL OCIO

Si nadie entiende tu ocio;
si nadie comprende que tienes exceso de trabajo
y, justamente, por eso te levantas tarde.

Si tienes que lavar, fregar ropa pero no lo haces;
leer un libro pero no lo abres;
cocinar para comer y no comes.

Si el ocio te hace regar de panza;
sentirte un sapo, sembrarte un geranio
en la punta de tu ombligo y exhibirte
como malagua seca en la playa.

Si tu deseo es hacer nada pero de nada,
si no sabes cazar una mosca;
si mueres por no salir de la cama.

Si te arrojan de la casa y ni así te sacan;
si te llaman y no escuchas que te llaman;
si sólo lees libros en los astros;
si te dicen, ¡imagina!: paria, hiena, rata;
engordas y no trabajas.

Fundemos pues la academia.
Materialicemos este ensueño del ocio.
Instalemos red de sucursales en el hemisferio.
Necesitamos cambiar el mundo.
Necesitamos tu filosofía de agiotaje al trabajo.
Y ensalzar el Oficio y los Beneficios del Buen Ocio.

Cristo ya no tendría sentido.
Que comprenda el mundo que con el ocio
el reino del pobre podría ser de oro.
Y el del rico, trono más cómodo;
sobre todo si entiende
cuándo el buen ocio es sabio y justo.
Pues riqueza y angustia son cáncer en lo alto.
Y lodo en lo hondo.

Entendámonos.
Ocio necesitó el matemático
para formular nuevos mundos.
Ocio Leonardo para crear su Mona Lisa.
Ocio el arquitecto para cranear la Torre de Pizza.
Ocio Picasso para elucubrar su Guernica.
Ocio el polluelo para llegar a dónde y cómo.
Ocio, la montaña para llegar a Mahoma.  
Ocio, la oruga para ser fórmula redonda.
Ocio el Papa para conquistar Roma.

Ocio, Walt Whitman para descifrar el cosmos,
Ocio Einstein para descifrar qué poco somos.


ÉTICA

Cuando la crisis económica ahorca,
la ética se mimetiza en marrano;
al chancho le crecen alas;
se le da por hociquear la caca;
se le da por volar en carroza de hadas;
y escapa apestando por la ventana.

Cuando la crisis económica agobia
la moral se disfraza de garrapata;
se le da por chupar sangre;
se le da por fingir de ave;
por brillar como Pegaso;
por cantar óperas a los chanchos.

Y se le da por creer
que boñiga es alimento y perfuma la casa.

Luego, chanchos y garrapatas conforman
la esencia y emblema
de lo que es equidad
identidad nacional, ética, progreso,
y lo mejor de la comunidad ciudadana.
¿Sabe de quiénes hablamos, no es cierto?
 
Pero, mejor, no sufra.
Ni compare Ud. su sueldo
con lo que ellos ganan.


MIENTE

El poeta elogia su fatuidad.
Y levanta una estatua a su osadía.

Miente el novelista
que pretende coronarse el Nobel;
miente el Papa cuando justifica
a Cristo y su castidad de Mesías y hombre;
miente el ministro si enfatiza
vamos bien en dólares y mal en economía;
miente en su honestidad el pío congresista;
pues en este país político que no miente
nunca será buen político.

Miente el poeta suicida por la poesía;
miente el panadero ofertando su pan;
miente el carnicero dándote sebo de más;
miente el verdulero y su garbanzo menos;
miente el banco usurero, jurándote bondad;
miente el noticiero y su nota a medias;
miente la radio palaciega; y quien dice verdad
pareciera un inmoral.

Miente la verdad en todos los medios;
miente la publicidad y así vende;
miente el policía de tránsito, por un sol más;
miente el médico negándote el mal;
miente quien da cátedra de moralidad;
miente el Estado y su gratuidad;
miente el general al soldado robándole el pan;
y quien no miente pareciera un idiota más.

Miente la democracia y su paloma de paz;
miente quien dice: gobernaré por los pobres;
miente quien busca para sí una estatua;
miente el marketing y la supuesta fidelidad;
miente quien robó y se declara inocente;
miente la monja casta y la hostia santa;
miente el celular y sus anteojos de espía;
y pareciera que lo único que falta
es levantarle una estatua a la mentira.

Miente el poeta que elogia su fatuidad;
miente la dama que se ve doncella y virgen;
miente la cátedra que se declara apolítica;
miente el historiador racional que niega su utopía;
miente el filósofo que se afirma idealista;
miente la Biblia que exhalsa lo bueno de Dios;
miente la paz cuado se afirma pacifista;
miente la guerra cuando se infla en inocencia;
y lo único que falta es una universidad
donde arte y filosofía
y oficio del buen mentir sean una ciencia.


TOCO TU MAMO Y SE ENCIENDE

Toco tu mano y se enciende;
veo tu frente y se luce tu aura;
abrazo el árbol y sus flores son llamaradas;
palpo la brisa, la mesa, oigo al gato
y siento vibrar la vida hecha energía,
millones de estruendos,
el río de la vida, y su hacha de relámpagos.

Hermanos de la nube, del rayo y la aurora;
hijos de las constelaciones,
desde el polvo del ala de la mariposa
hasta el picaflor y la mosca.

La mínima molécula del orbe y las estrellas
se duplica en fiesta de luceros, cuando te digo:
Toco tu mano y se enciende;
veo tu frente y se luce tu aura;
abrazo el árbol y sus flores son llamaradas;
pero, ¿qué solos estamos?... No es cierto.
Somos hijos de las galaxias.
Y de esa luz están hechos nuestros huesos.

Ruedan por tu sangre los resplandores
y polvos del sueño de las antiguas esferas;
y aún poseemos en la palma de la mano
una red de ríos y minúsculos planetas;
aerolitos y estrellas que cada noche pasan
nos dicen que somos primos de Marte y Venus.

Hablar de tu nostalgia es como
comentar del polvo de las Vía Láctea;
de ahí surgimos, allá nos vamos;
y entonces algo de tu tristeza y la mía
nos iguala a los más lejanos cometas;
de allá volvimos, allá regresamos. 
Por eso:
Toco tu mano y se enciende;
veo tu frente y se luce tu aura;
abrazo el árbol y sus flores son llamaradas.
Palpo tu nostalgia, tus sueños,
y se luce tu estela como de Venus.


ME ACOSTUMBRÉ A TI

Me acostumbré a ti
como un perro pitbul, dócil a su amo.

Como un toro a su prado;
como el torero a la muerte, y a tus regaños.

Y me acostumbré a ti,
y a tus reclamos
y a estoy triste, no tengo trabajo,
y a tengo dos sobrinas
y no sé cómo darles un regalo.

Me acostumbré a tus caprichos.
A pagarlo todo.

Me acostumbré como las lluvias
al río y su cause;
el puente a sus viandantes
y el mar a su balneario,
a donde ya no vamos.

Y a tu casa vieja y triste.
Y a tu perro que no cuida nada.
Y a tu nunca nunca me has amado.

Y quedo gris y cabizbajo
como pasajero de microbús, arrojado.

Quien no tuvo nada que lo acredite
por carecer de un centavo.

Como un paisaje arrojado de tus manos.


CON HACHA

Con hacha voy viviendo de más a menos.
Con hacha doy al edecán y a mí mismo.
Con hacha doy sembrando anís y trigo.
Con hacha voy sumiéndome de menos a más.

Con hacha voy escribiendo, símbolos, pelos.
Con hacha voy rumiando, testamentos, dígitos.
Con hacha voy viviendo cada día, menos.
Con hacha voy al patíbulo, cada día más.

Con hacha obligo al diablo, fundamento, elijo.
Con hacha me exijo, monumento, huidas.
Con hacha elevo ríos, piedras, libros.
Con hacha voy alzando soles, montes, vidas.

Con hacha doy lío y abro bosques, caminos.
Con hacha doy sueños y descubro mis llaves.
Con hacha pienso el mundo y con hacha maldigo.
Con hacha doy ritos para que mi hacha sude claves.

Con hacha alzo lo que con hacha voy podando.
Con hacha pulso trenes y sudo estuarios.
Con hacha río a cántaros y de mis ruinas me alzo.
Con hacha doy y con hacha voy cosechando.


LA VIDA

La vida no es así la vida,
como tú la esperas.

Siembras paltas y obtienes peras;
siembras cactus y obtienes ranas.

La vida te lleva la vida
por donde menos lo imaginas.

Era un río que subía montañas;
montañas que escalaban nubes;
nubes que rodaban como piedras;
piedras que se alzaban como peces
y peces que anidaban como pájaros.

La vida no es así la vida,
enseña lo que nadie te enseña;
irrumpe cuando nadie la espera;
la arrojas cuando todos la llaman.
Y sueña por ti lo que por ti
nadie sueña.

Siembras maíz y consigues patos;
siembras trigo y cosechas cabras.

Pues la vida es así,
hecha circo y caos, mar de adivinanzas;
toda absurdas y oscuras filosofías,
siembras y no siempre cosechas;
sueñas, apuntas, y no siempre aciertas.
Y todo es hiel
de filosofía herida, incierta.

Era una ballena que ascendía cumbres;
cumbres que soñaban bajo los ríos;
ríos que soñaba ser nubes,
nubes que soñaban ser barcos;
barcos que soñaba ser hormigas;
hormigas que soñaban ser alguien.

Eso es lo importante.
La vida, a veces, es más simple
en lo que el mundo cree difícil;
si soñar no cuesta nada,
(por lo que se ve y es sencillo)
déjenme a mí vivir en lo visible
del mundo y de la vida;
pero en mi mundo, en mi vida,
déjenme con mis sueños imposibles.


DESDE QUE TE CONOZCO

Desde que te conozco,
conozco menos el mundo;
el rayo ya no es sólo el rayo;
ni el río, el mismo tigre.

La vida sucumbe a nuevos significados.
Los signos, las ideas, los objetos,
se camuflan y
parlotean bajo nuevos sentidos.

La brújula, nuevo remolino, ya no me orienta;
mi reloj retrocede la hora o da otro horario;
el calendario es un arroyo de citas;
mi memoria perdió la aguja, soy otro;
los números parecen loros, soy varios,
hablan de amor y no de cantidades.

El puente, con ella, es hoy un arco iris;
Drama, mundo, no existen, sólo esperanzas;
cualquier camino me conduce a un solo rumbo,
cualquier ciudad del mundo, da a su casa.

Qué otro, qué distinto, ser otro y único.
Qué luminoso el día que hoy es oscuro.
En el tigre intuyo idiomas que desconozco.
Veo rayos donde hay mundos en desafío
y a todos los rostros que olvidó el río;
el tuyo, ahí, es el más hermoso;
aunque jamás vi tu rostro
con el mío.

ES UN JUEGO
LA LITERATURA

Es un juego la literatura;
juega el escritor a ser dios;
así como dios juega
creando a sus criaturas.

juega el poeta
inventando misterios;
y su herramienta
es la nostalgia y la imaginación,
haciéndonos creer astucia
lo que en Quevedo
podría valer un cuesco.

Jugó Homero y creó el Olimpo perfecto;
jugó Cervantes y creó el Quijote
amoroso y aventurero
y al Sancho grosero y astuto;
y la palabra de don Sancho o del Quijote
hace creernos
que lo que se dice
es filosófico, solemne y serio
en sus locuras de monigotes loco
pero profundos y casi perfectos.

La literatura es un arte,
es un juego de mundos
de lo más perverso y divertido;
sabemos que los personajes, a más rotundos,
sufren como nosotros ante el espejo.

No tenerles piedad ni al pío ni al reo;
se debe apalearlos en su drama,
encadenarlos como a Prometeo
inventarles un infierno;
a más desventuras, horcas y patíbulos
es porque el drama debe conmovernos
deslumbrar, movernos a la meditación;
pues, si bien puesto, todo linchamiento es bueno.

Son los títeres del juego
donde jueces y víctimas, a veces, se parecen
como Hamlet o el Rey Lear a nosotros mismos;
porque nadie mejor que ellos
cuando nos parten el corazón
y muestran nuestros misterios y secretos.

Juega Christian Andersen
y él mismo se reinventó en el Patito feo;
Parrault jugó con el hada y la varita mágica
y sacó un coche de cristal de una calabaza
como de un sueño, y de un pericote hambriento
a pajes y cocheros.

Fue el mejor juego el de aquel poeta
que inventó la lámpara de Aladino;
de donde aparecieron luego el Aleph,
y de donde Borges se inventó a sí mismo.

Literatura es un juego
como el mago juega a los conejos;
como inventó el miedo el hombre en la Biblia
y la misma resulta hechura del miedo del hombre;
y como de la incertidumbre el profeta creó a Dios;
juega el poeta a crear ideas y credos,
como juega el niño viéndose
duplicado, ogro o duende, en el espejo.

No es mentira la palabra cuando crea;
es oficio de ficción si juega a las ciencias;
su afán no es mentir que, mintiendo,
se instituye lo inmoral, daño u ojeriza;
es divertir como el Arcipreste de Hita
cuando hace esencia de filosofía
al parlar de las mujeres altas, bajas o gorditas
y, así mismo,
de las más bellas y suaves, por esbeltas;
o de las pequeñas, por fogosas y divinas,
como en diciendo con buen tino:
esencia de perfume fino en frasco chico.

Literatura es un juego, y por lo mismo,
a veces, acertijo, hermoso batallar;
o, simplemente, aguijón, dulcísimo veneno.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario